sábado, 7 de noviembre de 2009

30 centimos de felicidad...

Menuda felicidad, con que poquito. Estando en un quiosco esperando a que el resto terminase las compras, me dedique a mirar a un niño de unos ¿5 años? Si algo así mientras su abuelo ( he de suponer) le ponía el abrigo y le contaba que volverían al parque, a lo que el niño con solo una bolsa de gusanitos empezó a sonreír y a dar saltos de felicidad. Tan poco.
Solamente tan poco necesitabamos de niños que ahora al tenerlo "todo" seguimos pensando que nos faltan un montón de chuches más para poder ir al parque contentos... Lo cierto, es que no sabemos hasta donde nos podemos conformar y eso nos hace más egoístas, el ansia de tener más y más solamente intentamos alcanzar algo más atravesando objetivos, caminos, razones, motivos, etapas.
Te vi de lejos, tú a mi no. Algo por dentro me paso, a ti seguramente no. Deje de tener frío y aún así las piernas me temblaban, tú seguías caminando como lo habías echo hasta ahora. Yo no lo sabía como reaccionar, tú lo tenías clarisimo. Veía que quedaban menos baldosas en el suelo para tenerte más cerca, tú pensarías tu saludo indiferente. No pude evitar dejar de mirarte, tú tan solo lo hiciste un instante. Tenía ganas de abrazarte, solo se te oyó un chao. Dentro de mí los edificio que me componen se iban derrumbando por falta de palabras, gestos, o simples acciones, tú seguías pensando que baldosa pisar. Te veía alejarte con ¿tu barba :O ? ( estabas guapo igual) tú seguías con tus pensamientos que traías de camino por una pequeña interrupción de dos segundos.
Tampoco deje de pensar que pudieses ser algo más simpático y teñirme la tarde como esa pastillita del inodoro que tiñen de azul su agua, solo quería que me tiñeses una sonrisa. Definitivamente me fui a casa sin gusanitos y sin parque...

No hay comentarios:

Publicar un comentario