miércoles, 18 de noviembre de 2009

Brainstorm

Mientras manteniamos esta conversación yo no me quitaba ciertas cosas de la cabeza y no se porque pero parte de sus palabras me gustaron, su consejo... él me dijo:
-pues tienes k ser más fuerte, lo fácil es rendirse y eso no es lo mejor, como me dijo un sabio amigo mio en una noche d borrachera si esta página no se deja eskribir, pues pasa de página y empieza d nuevo lo dijo trabandose, pero kreo que fue eso lo que entendí.
-historias de borrachera que gran verdad pero explicame c0omo si antes no queeria coger el boli para escribir y ahora parece que me lo han pegado con super glue.
-depende lo que vayas a escribir quizas ahora te parezca interesante.
-sinceramente escribo lo que el papel quiera pero no tiraría el boli.
-a eso se le llama tormenta d ideas.

Y así nos quedamos, yo y mi mente resulta que llevo sumergida en una tormenta de ideas en pocas horas hace dos meses. Lo peor de la tormenta es que el cielo se queda gris, tira a oscuro pero ni sale el sol ni llueve a chaparrones, solo ciertos relámpagos secos, indifentes.
Esa es la palabra perfecta, la indiferencia.
Indiferencia a mis llamadas perdidas, a mis pensamientos en ti, en todo lo que te pueda llegar a decir y todo lo que no, a la hora de verme, de no verme, de mirarme o seguir mirando a la nada.
La indiferencia que siento cuando te tengo a metro y medio y no somos capaces de cruzar una simple mirada, no veo en tu cara una sonrisa para mí, un hola, y ni mucho menos un gesto de cariño. Metro y medio me separaba de tus besos y no hicimos nada por acortar distancias mucho menos vamos a hacer ahora si estas tan lejos. Cuento los días para verte y... sí, solo para verte, esta claro que ni cruzaremos palabras, solo pasará delante de mí tu adorada indiferencia.
Me metí en la cama y pensé que quizás habría situaciones peores puse la radio, puse ese programa y me puse a escuchar la historia de una tal Raquel, tenía una vida díficil pero a pesar de todo estaba dispuesta a luchar por lo que quería, unos la animaban otros la querían hacer cambiar de idea, por suerte a pesar de sus problemas creo que no se topó con la indiferencia, esa que me vence y me hace pequeña, asique quite los cascos cerré los ojos y no pude evitar pensar que me faltan cojones para intentar olvidarte, para tener eso que a ti te sobra tanto.






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